Diálogos y sombras

Me gusta ver mi propia sombra, y eso al parecer es un problema para algunos, la verdad intento no pensar en esto todo el tiempo, tampoco es lo más importante de mi ser, me causa gracia, sin dejar de extrañarme, que al intentar hablar este tipo de cosas la gente te frena, te cuida, y se cuida a si misma diciendo: “Cuidado esos son los limites, mis limites, no pases por ellos por favor”.

Más me suena a desconsuelo que a una advertencia, mostramos nuestra propia sombra por el mero hecho de quererla ocultar, es como si estuviéramos hablando de lo mismo, pero sin querer hacerlo, hasta veo que su sombra se parece a la mía, por tan solo un segundo.

¿Quien preguntará por mis limites si no yo mismo? Puede que nadie en toda la vida, pues me refiero a mis reales limites, de verdad los quisiera comprender.
¿Hasta donde puedo ver las cosas que escapan a mi entendimiento? ¿Cuanto debería intentar? No se aún cual sea el precio de este saber pero creo estar dispuesto a pagarlo, pues no hay mayor tesoro que el conocimiento mismo, y quisiera conocer.

Esto esta para pensarlo, y puede que no le haga sentido a todo el mundo, hasta lo considero paradójico por naturaleza, pero en lugar de caer en esta paradoja e irse en el infinito pensamiento siento que el pensamiento en el presente es infinitamente más provechoso, y pensar en estas cosas hace muy bien, pasa que si no me cuestiono lo que siento de vez en cuando, lo termino dando por sentado, y eso tiene un grado de peligro el cual vale la pena al menos reconocer.

Me sorprende comprender que si quiero ver mi sombra, puedo, pero siempre con precaución, porque cada vez que intento acortar nuestra distancia esta se proyecta aún más, y se va lejos.
Es como un raro baile, parece un juego poco serio aunque en ocasiones preocupante, el cual no se si me da pena o risa por su naturaleza ambigua.

Parece un chiste pero mal contado, es hasta un poco cruel, lo asemejo a un conejo con una zanahoria colgante enfrente, el cual avanza fielmente con un objetivo claro, me pregunto sinceramente ¿Es torpe el conejo por elegir correr? Quizá yo sea un romántico o un idealizador, pero creo plausible pensar que el sabe en secreto que ese premio puede nunca llegar, y aun así elige correr.

Y tiene un cierto sentido, si a mi me pasa igual, cuando reparo en mis errores, están ahí, son errores, pero también pueden ser aprendizajes, cuando elijo así creerlo, solo así puedo avanzar. Solo quiero decir que pienso que equivocarse hace parte del juego.

Es por todo esto que al igual que aquel conejo, elijo también correr, aunque me tropiece en el camino, aunque aparentemente no haya donde llegar, y no se trata de engañarse a uno mismo sino de reconocer que es en el riesgo donde se halla la oportunidad, y espero siempre poder tomar la oportunidad de aprender algo nuevo.

A pesar de todo esto intento siempre escuchar a la prudencia, vieja amiga nunca engaña, y es que errar por errar tampoco tiene gracia.

Bueno, los errores existen pero ¿Y si pienso en soluciones? ¡Estas aparecen también!
Que regalo más grande, lo atesoro como ningún otro, la mente nos brinda una
gama muy amplia de posibilidades, no podemos pensar que todo es malo o que todo es bueno también, lo agridulce es parte de la vida, al final las notas que desentonan en una canción capaz quedan bien en otra, yo espero que la vida me sorprenda con canciones variadas que tengan distintos acordes y letras, si no es así pues me las inventaré.

Lo más curioso es que toda posible solución que habite nuestras mentes es potencial error, hasta que se demuestre lo contrario en la práctica, pero contrariamente, no todo error es aprendizaje.
A veces no hay vuelta atrás, y es ahí donde la aceptación es un paso fundamental, hasta podría considerarse una virtud, ya que conlleva mucha humildad el aceptar los errores por lo que son, y no querer forzosamente transformarlos en algo más, y es que como dije, no todo error es aprendizaje, pero algunos pueden serlo, y los que tienen ese potencial lo demostrarán en su momento oportuno, hay que saber esperar.

Con todo esto, entiendo que debo tener cuidado, acercarme a mi propia sombra implica que esta se muestre y proyecte, pudiendo pasar a llevar la sombra de alguien más, que curioso es el destino, al final siento que también debo cuidarme, cuidando al otro hasta donde pueda, hasta donde se me permita.

Nunca fue competencia de quien tiene la mayor sombra
¿Y es que acaso puede alguna sombra ser más oscura que la oscuridad?

Todos tienen sus dolencias, y hoy esto no lo pongo en duda, yo solo me pregunto
¿Cual es el fin de todo esto por lo que hemos de sufrir? ¿Hasta cuando buscaremos quien tiene la culpa o el perdón? ¿Y quien realmente ha de dar o quitar lo uno o lo otro?

No necesito todas las respuestas, no las quiero, no son mías, es solo que con estas cuestiones prefiero preguntarme a mi mismo, antes de que me lo responda alguien más, y es que de eso se trata el discernimiento.

No hay nada que ocultar, si es por la luz que existe sombra, y cada paso hace al camino.

Cuando avances muchos te querrán parar, pero al detenerte, verás que todos tienen prisa.

Hoy elijo avanzar, pues si voy a errar aprendo, o al menos lo intentaré.


La reflexión anterior culmina con el siguiente poema titulado “Naturaleza Viva”:

Quisiera saber mil cosas
para olvidarlas todas

Y mientras me lamente
te las pueda contar

Así recordaré
de todo lo que es bello

Porque si es por recordar
prefiero vivir

Soy yo,
naturaleza viva

Soy agua y por eso lluevo,
y es que también puedo llorar

Soy el trueno, y a veces grito,
cuando la emoción inunda mi ser

Pero por favor que no te extrañe
si mis palabras son secas o casi inaudibles

Porque si es por hablar sin decir nada
prefiero sentir

Pues soy también el rayo fulminante
que ilumina toda sombra

Trayendo luz a la noche oscura
por ser yo la tempestad