Árbol de mi vida, pareciera que te fueras a secar,
es una pena, pero no desesperes, no solo el agua nutre tus raíces,
tus pies son tu firmeza y en tu corazón vive la verdad,
mantén la cabeza erguida, pues aún puedes crecer,
solo recuerda por favor que todos crecen diferentemente,
pareciera que así no fuera, pero a veces ganar es perder,
no crece el más alto por su altura, ni carece el más bajo por la ausencia de esta,
pues el crecimiento fundamental no se puede ver ni medir.
Discúlpame si te falto, si no te riego ni cuido,
es solo que a mí también me hace falta crecer más,
y si me cuido te cuidaré, porque de otra forma no podría,
pues el río de vida que me baña es el mismo que te riega,
y por mucho que yo no quiera su cauce puede cambiar.
Ya quisiera yo que el mundo entero fuera agua,
pero sin haber tierra alguna ¿dónde habrías de pisar?
Es muy amargo este dolor a causa de querer tenerlo todo,
porque trae consigo la ilusión de todo poder perder,
¿Por qué buscamos que la verdad sea una solamente?
Cuán difícil es darse cuenta de que en el cambio se esconde la vida,
la cual es nuestra verdad primera, un regalo, amor.
Quizá este sea el mayor de los secretos,
y sea por esto que la vida siempre cambia y continúa, pues se lo guarda muy bien,
algunos dicen haberla encontrado y hasta alegan entenderla,
sinceramente no sabría si creerles o dudar,
pues la vida se mueve y transforma excepcionalmente bien,
a simple vista pareciera que nunca se ha querido ir,
pero contemplándola detenidamente nos sorprende su pronta partida.
Así la vida simplemente se nos va, y yéndose nos permite verla,
vivir es seguir su cambiante andar observando sus sabias pisadas,
imitándola tal como un niño que por vez primera intenta caminar.
Buscando una sola verdad nos encontraremos mil mentiras,
por esto mejor sigamos al amor, pues guía el camino hacia toda verdad.